-Rubia, rubia..
-Mujer. Diecisiete años. Sobredosis de quetamina.
-¿Estás seguro de que no ha tomado más droga que quetamina?
-No
-¿Alcohol?
-¡No, joder, que no!¡Que sólo quetamina!¿Se va a poner bien? ¡Venga, rubia, aguanta!¡Que sólo ha sido un poco de cloro!
-¡Un poco de cloro!¿Pero cómo tienes tanto morro, tío?
-Un poco de tranquilidad,¿vale? Que así no solucionamos nada.
-¡Venga, rubia, aguanta!
-¿Qué pasa,Yoli?
-Estos dos... están liados.
-¿Perdona?
-Que les acabo de ver besándose.
-Bueno, se estarían despidiendo ¿no?. No es lo más adecuado, pero... estamos al final de una fiesta, es tarde y todos nos relajamos un poquito.
-Y tan relajados, como que su lengua llegaba a su garganta.
-Irene, dime que eso no es verdad. ¿Y a quién estabas besando? ¿Cómo se te ocurre besar a un alumno.
-Estos dos han hecho algo más que besarse, ¡vamos! ¡Que se les ve en la cara!
-¡Que no digas tonterías!
-No está diciendo ninguna tontería.
-Bueno,no le hagáis ni caso,¡eh!, a ninguna de las dos. Han estado bebiendo.
-Pero, ¿que dices?
-Isaac, ya es hora de que afronte esto como una persona madura. Sí, entre Isaac y yo ha habido más que un beso... bastante más.
- ...y Clara por qué no han llegado todavía?
-Porque éste no le habrá llamado.
-Claro que le has llamado, ¡a que sí, Gorka!
-¡Eres la leche, tío! ¡Recuérdame que no te vuelva a dirigir la palabra en la vida!
-Bueno, ya está, la llamo yo, venga, dame tu móvil, ya está. Trae, ¿qué le vas a decir?
-Que le ha tocado el gordo con el novio que se ha echado Ruth, eso le voy a decir.
-¡Clara!
-¿Qué? Sí, pero ¿cómo ha sido?... Oye, ¿en qué hospital estáis?... Vale, voy para allá inmediatamente... Ruth, la acaban de ingresar.
-¿Qué le ha pasado?
-No me lo han sabido decir, pero es grave, muy grave... Esto tendrá que esperar hasta mañana. Por supuesto que ni una sola palabra a nadie,¿eh? Si corre el rumor sabré que has sido tú, Yoli, y tomaré medidas.
-No, no, vamos a ver. ¡Pero esto es el colmo!¡ Pero si yo no he sido, si han sido ellos!Lo vais a dejar pasar,¿no?
-De ninguna manera. Esto sólo tiene una solución y todos sabemos cuál es. Pero mañana, ¿estás de acuerdo, Adolfo?
-¿Quién nos iba a decir que íbamos a acabar la noche en un hospital, tío? ¡Con lo bien que había empezado!
-Espero que se ponga bien.
-¡Eh! ¿Cómo está?
-¡Y yo qué sé, tío! No nos han dejado pasar. ¡Que la he matado, tío, que la he matado!
-¡No digas eso, coño!
-Eso, ahora laméntate, ¡qué fácil!
-Bueno, y tú tampoco escarbes,¡eh!, que el chaval está sufriendo.
-Mira, si él quiere joderse la vida, que se la joda él, pero que deje a los demás vivir.
-¿Por qué no vas a darle la brasa a tu chinito, ya que tanto le quieres?
-¿Dónde está? Ya hablaré yo contigo.
-Clara, yo te llevo.
-Bueno, mira, yo casi que me voy a tomar el aire fuera. Total,¡ esa no me va a dejar pasar!
-¡Eso, huye, cobarde!
-Mira, Paulita, ¡me estás hinchando ya un poquito las pelotas!
-¡Chist, chist!... Así tenéis un poquito de conversación y me dejas un rato en paz,¡eh!
-¿Cómo eres tan hijo de puta?
-¿Qué te enseñaba?
-Nada, ¿me dejas tu móvil un momento?
-Si me he quedado sin batería de tanto llamarte esta noche. Pero, bueno, ya cuando llegue a casa, si eso ya lo recargo.
-¿Pero por qué no me has dejado que te cubriera? ¡Si éramos dos contra uno! Podríamos haber podido mentir, no sé, hacer algo.
-No, ya está bien de mentiras. Tengo que aprender a responsabilizarme de mis actos.
-Ya, pero es que así yo no lo...
-Sabía que lo que perdía era estar contigo
-Entonces, ¿estamos juntos?¿Quieres que duerma hoy en tu casa?
-No, mejor mañana. Necesito digerir todo esto.
-Vale.